Temía, y mucho el día en que vosotros leyerais estas palabras
que hoy os dedico, ya que significa que ya no estoy tan cerca de vosotros.
A mí nunca me han gustado las despedidas. Siempre lo he
pasado muy mal en ellas, y prefiero decir que este, el que hoy redacto en estas
líneas, es un hasta luego, “gero arte” en vasco, ya que muchos habéis intentado
aprender de mi. Ha sido mucho, en ciertos casos muchísimo, lo que hemos
compartido, vivido, sentido… vivencias que en mi perduraran durante una vida
entera.
Pues sí. Ha llegado. Suena estúpido decir que parecía
imposible, que creía que nunca llegaría; pero es la verdad. La última semana ha
sido la semana de las últimas cosas, de las despedidas conscientes, pero
también la de despedirme de cosas sin saber que esa era nuestra última vez.
Como siempre, hay algunos que sospechas que no volverás a ver antes de irte, y
otros que te hacen llorar a moco tendido recorriendo las calles pensando una
sola cosa: Se ha acabado. Miradas de pena, manos cogidas con lágrimas contenidas,
abrazos eternos y promesas, sobretodo promesas llenas de esperanzas futuras. En
estos 6 meses que ha durado mi intercambio sólo puedo decir ¡Gracias!.
Cuando estéis leyendo esto yo estaré volando sobre alguna
tierra u océano, con la esperanza de que no se caiga el avión y llegue a mi
destino. Destino que deje hace ya 6 meses, y al que vuelvo con una mentalidad
más abierta, más madura, pero sobre todo con mucho más conocimiento de México,
y en especial de su hermosa gente.
Vivencias, personas, proyectos, amistades, algo más que una
amistad, noches, días, amaneceres… No las dejo aquí, las llevo conmigo. Llevo
miles de maletas cargadas de lo que cada uno de vosotros me ha proporcionado.
Un cartel con mi nombre a la llegada a Monterrey fue el que me
introdujo en una vida muy especial durante todo este tiempo. Tiempo en el que
he aprendido a valorar y mucho lo que tengo, y saber que hay mucho mas, más
allá.
Es cierto que 6 meses es tiempo, pero tiempo que a mí se me
ha pasado en un abrir y cerrar de ojos. No os niego que añore lo mío, pero hay
cosas que dejo aquí que se merecían más tiempo. Aquí he tenido mi familia. Una
familia creada poco a poco. Pero esa familia que te hace querer quedarte aquí
por más tiempo. Hoy me marcho. Cargado de esperanzas porque nuestra familia
vuelva a unirse antes o después; pero profundamente triste porque la seguridad
de estar unidos aquí y ahora se rompe.
No quiero personalizar este escrito, pero es inevitable
acordarme de cada uno de vosotros. No dudéis de que recibiréis algún que otro
inbox mío si no es hoy, mañana; y que yo estaré esperando las vuestras.
Prometerme que estaremos en contacto, y muy muy pronto nos volveremos a
ver. Sabéis que tenéis las puertas de mi
vida y todo lo mío totalmente abiertas y que seréis recibidos con una sonrisa
muy especial.
Con tristeza, el día de hoy me despido. Me despido con
esperanzas de volver a verte, con la firme convicción de que nuestra amistad
perdurara en el tiempo, y con la libertad de decirte que todo lo vivido, y lo
que queda por vivir juntos ha sido y será increíble.
Sed buenos, cuidaros mucho, disfrutar al máximo de la vida y
sed felices.
¡Hasta muy pronto!
Jon